Desde el Espacio de Trabajadores, Organizaciones Sociales y Territoriales de la Matanza

Repudiamos los hechos de violencia y la ocupación del Galpón 3

El Galpón 3 ha funcionado desde hace años como una casa del pueblo, donde los que sufren
atropellos e injusticias encuentran un lugar para reunirse y un respaldo para sus luchas. Desde que
fue recuperado por un puñado de compañeros denunció con claridad la perversidad de este
sistema capitalista que siembra muerte y destrucción. Aquí se gestó la lucha contra el CEAMSE. Se
acompañó a las madres que perdieron sus hijos en las tosqueras, se respaldó la lucha contra
Klaukol. Aquí jóvenes artistas tuvieron un lugar de expresión, de encuentro, de trabajo creativo y
solidario. Aquí se denunció la represión en manos del Estado, el gatillo fácil, la criminalización de la
protesta, la desocupación y precarización laboral.
Por eso cuando el 3 de julio Espinoza destrozó los puestos de los feriantes, el Galpón abrió sus
puertas para organizar la lucha. Y se gestaron tres movilizaciones que hicieron resonar las voces de
protesta, no solo de los feriantes sino de los desocupados, sin techo, con hambre, de los
condenados a vivir en la miseria, apaleados y humillados

El poder político tomó nota, pero no para resolver problemas, sintió el peligro de lo que se gesta y
se resuelve en las asambleas del Galpón y apuntó sus dardos contra él. Motorizó el ataque a
través de un sector de los mismos feriantes con los que hasta el momento se habían compartido
las luchas. Alarmados por el anuncio de una obra faraónica bajo las vías del ferrocarril que
comprometería nuevamente el lugar recuperado para trabajar no le resultó difícil al mejor estilo
punteril encontrar respaldo en un grupo desesperado y cambiar de frente. En vez de denunciar el
sinsentido de invertir millones en una obra que no responde a las necesidades acuciantes de la
población y volver a golpear con más fuerza contra el poder local, embistieron contra el Galpón,
ocuparon parte de su espacio y se lanzaron a la difamación. Esto era un lugar de prostitución y
droga dijeron. Lleno de hippies sucios. Las tomas, las tomas es lo único que se les oye. Nosotros
somos comerciantes ustedes son políticos sentenciaron y avanzaron sobre las instalaciones.
Humillaron y golpearon compañeros. En síntesis, un duro golpe a la unidad, de un sector que se
dejó llevar por el “sálvese quien pueda” fogoneado desde prácticas patoteras.
El Galpón seguirá siendo símbolo de lucha y unidad con los que honesta y fraternamente estén
dispuestos a defender sus derechos.

La Matanza, 28 de 0ctubre 2020

 

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